EXCURSIONES

¿Cómo están hoy los Esteros del Iberá?

Muchas zonas en el parque nacional no fueron afectadas por las llamas, como Colonia Carlos Pellegrini, que vive enteramente de la actividad.

La sequía generó las condiciones para que se dieran los incendios, iniciados por la incidencia humana. Sin embargo, las lluvias cambiaron el paisaje ¿Qué pasó con los pastizales y las especies protegidas?

“Hoy en la zona de los esteros del Iberá de Corrientes está todo verde. Es como una nueva primavera”, dice Sofía Heinonen, directora de la Fundación Rewilding Argentina. (Foto: Parque Nacional Iberá, Administración de Parques Nacionales)

Animales y vegetación volvieron a dejarse ver en los esteros de Corrientes luego de los incendios forestales. Sin embargo, en las zonas de bosques el rebrote lleva mucho más tiempo.

“En 3 a 4 semanas con la lluvia que cayó en Corrientes sumada al calor empezamos a ver los animales en cada espacio donde se junta agua”, dicen desde Rewilding Argentina. (Foto: Parque Nacional Iberá, Administración de Parques Nacionales)

Las llamas lo devoraban todo. Árboles, animales, alambrados, viviendas. Durante dos meses Corrientes ardió en medio de los incendios forestales. Más de un millón de hectáreas sucumbió ante el fuego que quemó el 14% de la superficie provincial. Sin embargo, las lluvias de las últimas tres semanas cambiaron el paisaje de parte de esas tierras.

“Hoy en la zona de los esteros del Iberá de Corrientes está todo verde. Donde se acumula algo de agua se ve toda la riqueza original del ecosistema. Es como una nueva primavera”, dice Sofía Heinonen, directora de la Fundación Rewilding Argentina.

Pasturas con verde brillante, carpinchos, venados de las pampas o ciervos de los pantanos se dejan ver mientras se alimentan. “Salió todo en forma explosiva después de los peores incendios. Tras el rebrote los animales salieron con todo a comer. Buscan engordar antes de que llegue el invierno”, explica Heinonen.

Se trata de una reacción de la naturaleza ante el desastre que provocó el fuego. “Es una estrategia de supervivencia. Funciona como una cicatrización”, dice Heinonen. Las condiciones están dadas: a las lluvias, que ayudaron a terminar con los focos, se suman temperaturas que aún alcanzan los 30 grados.